Multi vocati, pauci electi

 Acabo de estrenar una columna periódica en "La magdalena de Proust", que es un programa de radio un tanto friki pero también una web y creo que lo pagan los de Valencia Plaza, que son un emporio mundial. Al frente del mismo está don Santiago Guerrero -fíjense ustedes en lo belicoso del nombre-, que fue quien me invitó a participar, porque me quiere mucho y además es uno de los pocos privilegiados que ha leído mi novela. Comienzo con el artículo que da nombre a esta entrada. Trata de los cocineros. Ah, es que eso de la magdalena va  más o menos de gastronomía, no os lo había dicho, así que rondaré el tema, aunque me vaya por las ramas, que es lo normal. El título tiene miga. Resulta que Proust era un tipo bastante maniático, y, según cuenta en En busca del tiempo perdido, estaba una día merendando una magdalena con té y le dio un siroco, vamos, que le subió algo, porque empezó a recordar cosas de la infancia con todo lujo de detalles y el hombre se puso a escribir y no paraba, oigan, como una impresora que se ha quedado atascada. Bueno, pues el programa se llama así por eso. Vaya una tontería, ¿no? En fin, ya he dicho antes quién lo paga todo. Allá ellos. De momento no voy a decir más, ahí tienen el Multi vocati ese. No, esperen. Una pequeña aclaración, porque seguro que muchos de ustedes no dominan el latín. Significa "muchos los llamados, pocos los elegidos", y en seguida comprenderán por qué, si le dan al Joker del enlace. Hasta pronto. 


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